domingo, 14 de febrero de 2016

ZAFFARONI, JUEZ DE LA PATRIA GRANDE


Raúl Zaffaroni recibió la noticia de su designación como miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos mientras daba clases en la Universidad Nacional de José C. Paz. Podría tratarse de una simple anécdota si no fuera porque el jurista fue quien  más enfáticamente reivindicó el rol de las nuevas universidades, planteó que estamos ante una segunda Reforma Universitaria y asumió el desafío de contribuir a la formación de nuevos juristas.
“¿Y ahora qué va a hacer?”, le preguntaban cuando dejó la Corte Suprema de Justicia en cumplimiento del límite de edad establecido por la Constitución Nacional. Basta un breve repaso para ver lo mucho que hizo desde entonces.
Citemos en primer lugar la publicación de su nuevo libro, “El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo”, porque allí desarrolla la línea discursiva que sostiene en estos días y que desnuda el presente que vivimos: “No parece darse una opción entre capitalismo y socialismo en el viejo sentido del siglo pasado, sino entre un capitalismo productivo más o menos razonable, frente a otro monopólico y financiero que sólo busca provocar y concentrar renta”. En consonancia, recientemente sostuvo que  “en esta nueva fase del colonialismo, los que gobiernan son empleados de las corporaciones transnacionales”.
En oposición a ese modelo reivindica el “derecho humano al desarrollo” como síntesis de los derechos sociales que adquirieron jerarquía constitucional a partir de la Revolución Mexicana de 1917 y que no pueden ser considerados “de tercera generación”, porque sin desarrollo inevitablemente se restringe el acceso al resto de los derechos humanos fundamentales.
Plantea que los delitos económicos y medioambientales deben ser considerados de lesa humanidad y reivindica la Encíclica “Laudatio Si” dada a conocer en 2015 por el Papa Francisco, destacando su crítica a los poderes económicos, el alerta sobre el cambio climático como expresión del deterioro ocasionado al planeta en los últimos dos siglos y la convocatoria a un cambio radical en el comportamiento de la humanidad que comprenda la cuestión ambiental en clave social  “para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres".
En momentos en que el neoliberalismo es expresión de los poderes dominantes,  rescata el liberalismo político nacido en la Revolución Francesa como expresión  de “la chusma” y consagración de las libertades ciudadanas y emparenta a los movimientos populistas que han tenido como característica distintiva la ampliación de ciudadanía acceso a los derechos.
Desde una actitud militante, reivindica la organización popular, llamándonos a fortalecer los grupos diversos de los que participamos y a que cada uno saque su “bastoncito de mariscal” para “formar la masa dispuesta a ser conducida” porque “la conducción inevitablemente se produce en los hechos” frente al vacío generado por las políticas de exclusión.
Pero a su vez, llama a la lucha pacífica sin caer en trampas ni provocaciones. “Necesitamos gente viva con todas sus neuronas plenas, no necesitamos más mártires”.
Desde la cátedra, la opinión escrita, en declaraciones periodísticas o en las plazas, ésa es la prédica del hombre que este 15 de febrero juró como Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para erigirse en un auténtico Juez de la Patria Grande que soñaron Bolívar y San Martín.
Raúl Zaffaroni nos enorgullece, nos representa y nos expresa. Con el compartimos que “todo esfuerzo por acortar las distancias de clase es un esfuerzo por la paz”.

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