martes, 29 de marzo de 2016

NAUFRAGIOS Y DESTELLOS


Hoy ha salido a flote de la nada el pontón Manuelita y le  ha hecho  un guiño al  faro Recalada, que con  tres destellos del óptico le ha correspondido,  en los veintisiete  segundos  que  necesitó  el  viento para hacer y deshacer entre los   médanos indomables  de Monte Hermoso  un hotel  con las maderitas de un súbito naufragio.
Tres viajeros, la yegua Lola y  dos galgos se esfuman y se encienden  en los  reverberos de  un fuego que les ha inventado un danés nadador de la tempestad, pescador de piolín, jinete de las mareas, para balbucearles, cálido y hosco, mientras bebe, el espinel de sus hazañas.
Las últimas brasas languidecen de sal y frío cuando llega el amanecer y encuentra al danés durmiendo arropado por los galgos en la huella de un megaterio.
Darwin hurga en los rastros de milenios y siente que  allí empieza a  entender la vida desde su origen.
Galeano mira a Madsen dormir y se da cuenta que no conoce a ese hombre.
Conti  ve emerger  la torre del  faro blanca y lisa,  en  otro aire, y  camina por  la playa hasta que desaparece y vence a la carcoma del tiempo.

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