martes, 20 de junio de 2023

LA BANDERA, BELGRANO Y LA HISTORIA OFICIAL


¿Por qué celebramos el día de la bandera el 20 de junio, si Manuel Belgrano la creo, enarboló e hizo jurar por primera vez el 27 de febrero de 1812? 
La elección del día de su muerte sería anecdótica si no supiéramos del destrato y los ocultamientos a que fue sometida su figura en el relato mitrista de nuestra historia.
Antes e aquel 27 de febrero, Belgrano había solicitado permiso del gobierno para que sus soldados llevasen un distintivo que los diferenciara de sus enemigos: "Excmo Señor: Parece que es llegado el caso de que V.E. se sirva declarar la escarapela nacional que debemos usar para que no se equivoque con la de nuestros enemigos y no haya ocasiones que puedan sernos de perjuicio… ".
Un decreto del Triunvirato del 18 de febrero de 1812 autorizó la creación de la escarapela, "de dos colores, blanco y azul celeste", siguiendo el diseño propuesto por Belgrano.
Al responder al Triunvirato no ocultaba su entusiasmo, informando que el 23 de febrero había entregado las escarapelas a sus hombres para que "acaben de confirmar a nuestros enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de América". Pero el gobierno de Buenos Aires no mostraba el mismo fervor. El Triunvirato y en especial su secretario Bernardino Rivadavia estaban más interesados en las relaciones con Gran Bretaña, aliada de España contra Napoleón. Ante la noticia de que Venezuela había declarado su independencia el 5 de julio de 1811, el embajador inglés en Río de Janeiro, lord Strangford, le había informado que su país no estaba dispuesto a aprobar en ese momento ningún intento independentista en el Río de la Plata. 
Para Belgrano resultó lógico y necesario que después de las escarapelas fuera el momento de contar con un pabellón. El 27 de febrero de 1812 bautizó Independencia a la segunda batería establecida a orillas del Paraná e hizo enarbolar en ella una bandera, cosida por doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario, con los mismos colores de la escarapela. Su creador ordenó a sus tropas jurarle fidelidad en estos términos: "Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad".
Al recibir la noticia en Buenos Aires, Bernardino Rivadavia, secretario del Triunvirato, le envió una carta que pone de manifiesto la contrariedad y el enojo que le había despertado la noticia.
"La demostración con que Vuestra Señoría inflamó a las tropas de su mando enarbolando la bandera blanca y celeste, es a los ojos de este gobierno de una influencia capaz de destruir los fundamentos con que se justifican nuestras operaciones y las protestas que hemos anunciado con tanta repetición, y que en nuestras relaciones exteriores constituyen las principales máximas políticas que hemos adoptado. Ha dispuesto este gobierno que haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza, procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de tanta importancia. El gobierno deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de tamaño desorden, pero debe prevenirle que esta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden. V.S. a vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución".
¿Qué bandera acompañaba la carta? La española, que el Triunvirato seguía izando en el fuerte de Buenos Aires.
Belgrano siguió usando la bandera nacional, pues a comienzos de marzo había marchado a hacerse cargo del Ejército del Norte y se enteró de la carta varios meses después. Con paciencia y firmeza, dejó en claro a Rivadavia su comprensión del momento histórico que estaba protagonizando en una carta admirable.
"Debo hablar a V.E. con la ingenuidad propia de mi carácter, y decirle con todo respeto que me ha sido sensible la reprensión que me da en su oficio del 27 del pasado, y el asomo que hace de poner en ejecución su autoridad contra mí, si no cumplo con lo que se me manda relativo a la bandera nacional, acusándome de haber faltado a la prevención del 3 de marzo por otro tanto que hice en Rosario. No había bandera y juzgué que sería blanca y celeste la que nos distingue como la escarapela, y esto, con mis deseos de que estas provincias se cuenten como una de las naciones del globo, me estimuló en ponerla. Vengo a estos puntos, ignoro, como he dicho, aquella determinación, los encuentros fríos, indiferentes y tal vez enemigos. Tengo la ocasión del 25 de Mayo y dispongo de la bandera para acalorarlos y ensusiasmarlos; ¿y habré por esto cometido un delito? Lo sería, Sr. Exmo., si a pesar de aquella orden, yo hubiese querido hacer frente a las disposiciones de V.E.; no así estando ignorante de ella”.
“La bandera la he recogido, y la desharé para que no haya ni memoria de ella, y se harán las banderas del Regimiento Nº 6, sin necesidad de que aquella se note por persona alguna, pues si acaso me preguntaren por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército, y como éste está lejos, todos la habrán olvidado y se contentarán con lo que se les presente".
"En esta parte V.E. tendrá su sistema al que me sujeto, pero diré también, con verdad, que como hasta los indios sufren por el Rey Fernando 7º y les hacen padecer con los mismos aparatos que nosotros proclamamos la libertad, ni gustan oír el nombre de Rey ni se complacen con las mismas insignias con que los tiranizan. Puede V.E. hacer de mí lo que quiera, en el firme supuesto de que hallándose mi conciencia tranquila, y no conduciéndome a esa, ni otras demostraciones de mis deseos por la felicidad y glorias de la Patria, otro interés que el de esta misma, recibiré con resignación cualquier padecimiento, pues no seré el primero que he tenido por proceder con honradez y entusiasmo patriótico".
La fecha de su muerte como día de la Bandera fue decretada en 1938 el presidente Roberto M. Ortiz.
Manuel Belgrano nunca les gustó y el retrato mitrista de la historia procuró reinventarlo como un romántico entusiasta e inexperto.
Pero sus principales logros nacieron de sus desobediencias al gobierno porteño y de su compromiso independentista. Por eso no lo mencionan como coautor del Plan de Operaciones junto a Mariano Moreno, aquel documento que Mitre escondió por su concepción contraria al centralismo porteño. 
¿No merecen nuestros hijos saber que el 24 de mayo de 1810, frente a las vacilaciones para destituir al virrey, mocionó para que se lo revolee por una ventana si no se hacía a un lado?
Hoy que hablamos de fake news y de lawfare, ¿no es bueno que sepamos que se remontan al principio de nuestra historia? ¿O no tuvo similar intención el proceso que se le inició el 6 de junio de 1811 con denuncias de mal desempeño sin que pudieran aportar una sola prueba para inculparlo?
Es bueno que sepamos que la política de hostigamiento de Rivadavia y el poder central a patriotas como San Martín y Belgrano incluyó propagación de noticias falsas, líbelos periodísticos de difamación política y personal, intentos de juzgamiento y, en el caso de San Martín, hasta un plan de asesinato. No difiere tanto de lo que nos toca ver en el presente, máxime si recordamos que fue Bernardino Rivadavia, como parte de su alineamiento con Gran Bretaña, quien contrató en 1824 el empréstito con la Baring Brothers, un endeudamiento que terminó de cancelarse en 1904 y que, como los contraídos durante el Proceso o por el actual gobierno, incluyó negociados con las comisiones y nunca fue destinado al objeto para el cual fue solicitado.
Por eso acusaron a Rosas de traidor y le atribuyeron la decisión de alzarse con la suma del poder público, cuando en realidad fue a partir del derrocamiento de Derqui y la llegada al poder de Mitre, luego de Pavón, que avanzaron en el diseño de un estado a la medida de sus intereses.
Así hicieron también con el yrigoyenismo, con el peronismo y con cada uno de los gobiernos y líderes que expresaron y llevaron adelante políticas de ampliación de ciudadanía y de derechos.
Por eso pretendieron instalar a Perón como el tirano prófugo y adjudican el robo de un PBI al anterior gobierno.
Manuel Belgrano, periodista pionero, impulsor de la educación popular, respetuoso de los pueblos ancestrales, promotor de la reforma agraria y de la industria y militar por elección de lucha por la libertad y la independencia, escribió alguna vez que “el estudio del pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y porvenir” y nos legó un deseo: “que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es solo para aquellos”. Imposible recordarlo sin hacer propio el desafío de ser buenas hijas e hijos de esta patria.

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