"Leo que mis compatriotas pasaron mucho calor en el día de hoy , en la costa tuvimos la bendición del viento de la playa, acá en Valizas la gente se queja del viento , yo me pregunto cual es el clima ideal , ese del cual nadie protesta?" Victoria Mautone en su Facebook.
Hoy ha sido un día sin igual. Treinta y seis grados marcaron los termómetros a las tres de la tarde y sin embargo ninguna persona se sintió agobiada por el calor. El mar estuvo sereno, aunque unas olas imponentes hicieron las delicias de los surfistas.
La gente pudo disfrutar la playa sin molestias de viento y, curiosidad de este tiempo, la filtración atmosférica de los rayos solares hizo innecesario utilizar cremas protectoras.
También fue buena la pesca desde piedras, espigones, botes y playas, reafirmándose el buen hábito de escoger alguna buena pieza para asar en la cena y devolver al agua las restantes.
Las tablas de sandboard se deslizaron por los médanos y cientos de jóvenes caminaron por primera vez de Valizas a Cabo Polonio.
Las toninas se han acercado como nunca a la playa y jugaron con los bañistas, disputando su atención con un grupo de lobos marinos y las simpáticas tortugas, con inusual destreza para no quedar atrapadas en las redes de los pescadores.
Las niñas y los niños han nadado y jugado en el arroyo. Sólo tuvieron una mala tarde los chimangos, que no pudieron embaucar a ninguna tijereta o golondrina y han debido conformarse con picotear en la carroña.
El sol se puso tras la arboleda encendiendo como una calabaza calada el rancho de Gaba.
En algún rincón de la tarde, bajo un árbol y después de una buena comida, Robert regocijó a un grupo de amigos recitando un fragmento del Dante.
Los paneles solares se cargaron como nunca y la señal pública de wi fi permitió conectarse a todos los celulares.
En la noche corrió una brisa tenue y la gente salió a las calles para beber, tomar un helado, hacer alguna compra, cenar o divertirse.
Las gorras de los músicos y demás artistas callejeros se llenaron de billetes y los artesanos tuvieron su mejor jornada de ventas.
En cuanto a mí, no me puedo quejar. Disfruté del mar, pesqué un rato, crucé a nado el arroyo sin que me retaran los bañeros y hasta me dieron conversación unas muchachas muy simpáticas que hacían topless en la Ensenada.
Por la noche, pude ver en la web que también fue un gran jornada para los habitantes de las ciudades.
-¡Qué día! - le dije a Mondeja al cruzarme con él en la Cambre.
-Sí -me respondió.-Y dicen que mañana va a seguir mejorando.
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