domingo, 2 de mayo de 2021

PRESAGIO

 


Un nido de hornero.

Un día  tiene sentido si uno, después de pedalear en una mañana soleada de domingo, alza la vista en una plaza de su ciudad y descubre en un árbol de un siglo el hogar de los horneros.

Recuerdo en mi niñez, unas mujeres que en las mañanas de domingo salían a caminar y llamar a las puertas de las casas para anunciar a las familias en su día de descanso que venía el fin del mundo.

La semana transcurría, el fin del mundo no llegaba y el domingo siguiente, si no llovía, volvían a enfundarse en sus ropas oscuras para llevar el presagio del final a otras casas.

Muchos años pasaron e imagino que el fin del mundo llegó para la mayoria de aquellas mujeres.

La pareja de horneros canta en la altura. Miro hacia el nido,  vuelvo a ponerme el barbijo, me subo a la bici y en esta mañana otoñal de domingo, en medio de la pandemia, me atrevo a presagiar que la vida sigue.

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