jueves, 18 de agosto de 2016

METÁFORA


La palabra metáfora proviene del griego. Ahorrándonos letras raras, meta significa más allá y fora (o féro) significa llevar, traer. Llevar más allá el sentido de una palabra.
Para Aristóteles, metáfora es transferencia de un nombre de una cosa a otra.
La metáfora es un tropo. Tropo es la sustitución de una expresión por otra cuyo sentido es figurado. La metáfora no es el único tropo, por lo cual tropo sería el género y metáfora la especie. Pero Aristóteles enseña que la de género y especie es una de las sustituciones metafóricas posibles. Así, la metáfora, por definición, es capaz de ir más allá de su propio género.
Quizá Gilberto Gil, explicó mejor su sentido:
Uma lata existe para conter algo
Mas quando o poeta diz: "Lata"
Pode estar querendo dizer o incontível
Uma meta existe para ser um alvo
Mas quando o poeta diz: "Meta"
Pode estar querendo dizer o inatingível
Por isso, não se meta a exigir do poeta
Que determine o conteúdo em sua lata
Na lata do poeta tudonada cabe
Pois ao poeta cabe fazer
Com que na lata venha caber
O incabível.
Deixe a meta do poeta, não discuta
Deixe a sua meta fora da disputa
Meta dentro e fora, lata absoluta
Deixe-a simplesmente metáfora.

Un hombre se enamoró de una mujer hace muchos años. Fue breve y no volvieron a verse, pero no la olvidó. No volvió a su calle, siguió adelante con su vida, pero podría decirse, llevando más allá el sentido, que nunca dejó de buscarla.
Cuando aprendió a navegar, la búsqueda se hizo más concreta. Al fin y al cabo, no había olvidado su nombre. Sin embargo, aunque se topó con decenas de homónimas, ninguna era ella. Sólo pudo hallarla mucho tiempo después, cuando ya casi se había dado por vencido, gracias a que recordó su segundo nombre: Aparecida.

Quizá nadie llevó la metáfora tan lejos como el poeta del iceberg:
“El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5895 metros de altura, y dicen que es la más alta de África. Su nombre es, en masai, «Ngáje Ngái», «la Casa de Dios». Cerca de la cima se encuentra el esqueleto seco y helado de un leopardo, y nadie ha podido explicarse nunca qué estaba buscando el leopardo por aquellas alturas”.
¿Qué buscaba el leopardo?¿Qué buscaba Robert Jordan? ¿Qué buscaba el viejo del bote?

Lo importante no es que se te congelen los huesos, que termines en una trinchera a merced de tus enemigos o que los tiburones se devoren tu pesca. Lo importante es la búsqueda. Buscando es que conseguimos llevar el sentido más allá. Hasta la más seca y fallida de las búsquedas enciende una verdad que ya no se vuelve a esfumar una vez aparecida.

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